Jugó en el Espanyol, recibió insultos racistas y le dio una lección a Vinicius

Desde que aquel partido del Real Madrid ante el Valencia en el Mestalla sucedió, con todos los hechos bochornosos de racismo que se vivieron, se ha usado estos sucesos como una excusa para justificar absolutamente todas las actitudes reprochables del extremo brasileño merengón, Vinicius Jr. Lamentablemente, no es el primero en recibir insultos racistas en el fútbol español, aunque esperemos que sea el último, y si hay alguien más que calificado para hablar del tema es Carlos Kameni. 

El portero que vistió mucho tiempo la camiseta del Málaga y el Espanyol, y que ahora milita en el Antequera de Primera Federación, habló acerca de los hechos de racismo que vivió Vinicius pero también de su actitud en el campo y como debería cambiar para tratar de evitar estas situaciones. “Si Vinicius tuviera otra actitud, lo insultarían un poquito menos”, dijo el guardameta camerunés que sabe de primera mano de lo que habla al tener que sufrirlo de primera mano. Por lo que es palabra más que autorizada para hablar de ello y sin el riesgo que los madridistas lo acusen de racista. 

Y la realidad es que no es el primero es recalcar este aspecto del brasileño. Es alguien muy molesto en el campo, y fuera también, pero no por su juego sino por todo lo que habla insulta y pega sin recibir castigo alguno. Y tras el escudo del racismo, se le da libertad para que haga lo que sea sin poder recibir ni un comentario en contra. Una situación que ha cansado hasta al camerunés Kameni que nunca hizo lo de Vinicius a pesar de recibir esos insultos, y que se adhiere al pedido de Araújo, Ancelotti, Xavi, entre otras personas que esperan que se centre solamente en el fútbol. 

Nada justifica nada

El hecho de que sea molesto en el campo, no le da derecho a nadie de insultarle de forma racista, al igual que el hecho de que reciba estos insultos justifican que pueda ir por el campo haciendo lo que quiera. Lo hemos visto mucho, pero siempre se va de rositas al pegar sin balón, insultar al árbitro o hacer gestos a la grada, todas acciones que pueden ser sancionadas con roja directa y que los colegiados tienen miedo de mostrarle por las repercusiones que puede causar.